EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

El Círculo de la Sabiduría recoge las conclusiones de mi búsqueda interior y de mi trabajo de meditación. He consagrado mi vida a la búsqueda interior y, en los últimos años, he alcanzado algunos interesantes resultados que me gustaría compartir con el lector. No creo que en una cosa como es la meditación se pueda hablar de rigor científico, pero sí que es legítimo hablar de método, la “investigación interior” se puede hacer de forma más o menos metódica, sin embargo, las conclusiones, al ser completamente subjetivas, no pueden tener mayor rigor que el de la opinión. Juan Almirall

miércoles, 29 de julio de 2015

EL CUERPO DE LA ILUMINACIÓN (ACERCA DEL DOBLE ETÉREO)

El doble etéreo es el cuerpo de la transfiguración de Cristo, el manto de las Bodas del Apocalipsis, el spiritus o pneuma de los antiguos. Es en realidad el aliento que recorre nuestro cuerpo y lo vitaliza. De antiguo también era conocido en Oriente, hindúes, budistas y taoístas, conocían esta envoltura de viento sutil y le daban diversos nombres: Qi, prâna o vajra. Porque al tratarse del aliento, de un viento, es también vibración y es también Palabra. Es gracias al aliento que el ser humano puede emitir sonidos articulados con fuerza significativa y con capacidad creadora. Pero fue el Tantrismo quien mejor estudió el doble etéreo, los yoguis tántricos y los mahasiddhas (los inmortales chinos) conocían mejor este cuerpo sutil que el cuerpo físico.
Analicemos el doble etéreo, de lo más general a lo más concreto:

1) El doble etéreo o prânamaya kosha, es de una sustancia universal muy sutil, que infunde la vida, porta la mente y la conciencia, y es vibración, sonido. Por eso, la Gnosis en realidad es un conocimiento de la Palabra, de las palabras mágicas, de los sonidos sutiles que animan el cuerpo y que mueven todo el universo. Por tanto, la Palabra es la clave del doble etéreo.

2) El doble etéreo está constituido por diversas corrientes de vientos internos y externos, que permiten la realización de todas las funciones orgánicas. El corazón y la sangre son movidos por un mismo viento, que a la vez es también un viento portador de un tipo de mente o conciencia. El éter o los vientos internos son principalmente de cinco tipos diferentes, organizan las funciones vitales más importantes y generan cinco tipos de mente o estado mental. Por lo general, hay muchos factores internos y externos que condicionan el predominio de uno o varios de estos vientos, definiendo el carácter de una persona y, a menudo, condicionando su salud.

3) Cada uno de estos vientos resuena a un determinado sonido y circulan por una compleja red de canales y plexos que también tienen su propia vibración, y por tanto, responden también a determinados sonidos. Estos cinco vientos se corresponden con los cinco elementos clásicos de la filosofía antigua: (1) un viento de tierra, que sustenta una mente muy básica y permite la solidez del cuerpo; (2) un viento de agua que permite la excreción y la reproducción, sustenta una mente muy relacionada con la sensualidad; (3) un viento de fuego, que permite la digestión y genera la mente colérica; (4) un viento de aire que permite los más variados sentimientos, así como la respiración y los ritmos cardíacos; (5) y, por último, un viento de espacio que permite la palabra y toda la actividad mental vinculada al pensamiento discursivo.

4) Estos cinco vientos sutiles, que no pueden confundirse con el sistema nervioso, también viajan por un número muy grande de canales sutiles y plexos o chakras, de los cuales, los canales más importantes son: (1) el canal central, que coincide con la médula espinal; (2) un canal derecho o solar, que calienta el viento que circula por él y se corresponde con el sistema nervioso simpático; (3) y un canal izquierdo o lunar que enfría y se corresponde con el sistema nervioso parasimpático. Estos dos últimos canales regulan la temperatura corporal, la respiración por los orificios nasales y en general todo el sistema nervioso, pues activan el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro. Se pueden identificar fácilmente observando la respiración por los conductos nasales, generalmente, tienen una actividad alterna en determinadas horas del día. Los sonidos espirados y aspirados de la lengua sánscrita permiten la activación de ambos canales, cosa imposible en el resto de lenguas que carecen de la diversidad de sonidos de la lengua sánscrita.

5) Los canales derecho e izquierdo se anudan y estrangulan el canal central en distintos puntos a lo largo de la columna, generando unos nudos que concentran éteres y forman los distintos chakras. De estos chakras parten distinto número de canales de inferior importancia que determinan funciones muy concretas del organismo, generando una red de aproximadamente 72.000 canales por el interior del cuerpo y alrededor suyo, formando una ligera aura alrededor del cuerpo. Cada canal resuena con un sonido propio y tiene una determinada luminosidad. El doble etéreo generalmente no se distingue, la vista no lo puede captar con detalle, pero sí que en una persona viva hay un brillo, una luz, que no se aprecia en un cadáver.

Muchas, muchísimas cosas más se pueden decir sobre el doble etéreo, pero lo que nos interesa es abordar, someramente, el tema relativo al cuerpo de la iluminación. El cuerpo de la iluminación de un Buda está formado por puros sonidos, vibraciones de una gran sutileza, capaces de transportar una mente muy pura, una mente muy vasta, una mente oceánica, que se convierte en el refugio de todos los seres inmaduros mentalmente que buscan protección. El Cristo transformó en tres días su Templo, lo purificó gracias a una ciencia muy antigua, una Gnosis procedente del antiguo Egipto, la ciencia de las Palabras que, como dice Hermes Trismegisto, llevan la fuerza de lo que nombran.

Es gracias al conocimiento de los sonidos de cada viento, de cada canal, que el practicante del Tantra del Yoga Supremo, puede construir un cuerpo de luz, el vehículo de una mente muy pura, muy sutil, que primero, porte la conciencia en los sueños y en el estado intermedio entre la muerte y el nuevo nacimiento, y que más adelante pueda llegar a penetrar en el estado de la mente vegetativa, donde la vibración celular y de los canales es casi imperceptible, y que experimentamos durante el sueño profundo y la disolución total de la conciencia durante la muerte.

El yogui y el verdadero cristiano gnóstico construyen un doble etérico, gracias al uso de fórmulas mágicas, mantras y recitaciones, de un yoga muy sutil y profundo, que no se disolverá durante la muerte y que será capaz de sustentar la conciencia y la memoria durante los estados de sueños y sueño profundo. Este vehículo se moverá con una única conciencia, una única mente con plena memoria y con sus correspondientes vientos. Esto es posible gracias a tres fases:
1) La primera fase a través de un acto mágico y meditativo, en que se construya el cuerpo divino de luz, el manto de oro.
2) Una segunda fase, en que este vehículo es capaz de revelarse en sueños y actuar plenamente consciente durante el sueño, generalmente, toma la forma de una divinidad arquetípica, la pareja celeste, esto se representa por medio del matrimonio místico o alquímico del yogui con su alma divina.
3) El tercer momento, en el momento de la muerte o en el momento del éxtasis sexual, la mente penetra en la dimensión del Intelecto muy sutil, universal y puro, y de allí es capaz de volver plenamente consciente, sin límites, sin condicionantes.

Estos son los tres días de restablecimiento del Templo, de las Bodas de Oro, de la construcción del cuerpo búdico o vajra, el cuerpo de la luz clara, del destello del rayo, del doble etéreo adamantino, el vehículo del diamante, que nada en la naturaleza puede destruir, el cuerpo de la inmortalidad.  

miércoles, 22 de julio de 2015

LA ERA DEL SOL, LA CIENCIA OCULTA, CAP. IV, RUDOLF STEINER

La Era del Sol tiene siete etapas donde actúan de nuevo las nueve Jerarquías, en un nivel superior, pues todos los seres han evolucionado gradualmente en la nueva Era. El elemento solar es el aire (gas), la luz y la vida.
1ª.- En la primera etapa, el ser humano alcanza la conciencia de sueño vegetativo, las Dominaciones instilan un cuerpo etéreo en el ser humano, y comienza la vida (por tanto, la vida se da en un segundo momento, primero había calor y voluntad).
2ª.- En la segunda etapa solar las Virtudes, a través de su cuerpo astral, imprimen movimiento interno en el cuerpo etéreo, como la savia de las plantas pero con una estructura gaseosa.
3ª.- Las Potestades imprimen la forma permanente de los cuerpos gaseosos.
4ª.- Los Principados alcanzaron el nivel superior al humano, la conciencia imaginativa, similar a la experiencia del alma en el tercer cielo. Los Principados reflejan imágenes en la conciencia del ser humano, así como Luz-Amor gracias a la influencia de los Serafines, ambas jerarquías ponen la semilla de la reproducción, en la forma materna. También aparecen las entidades retrasadas de la Era de Saturno, sustancias calóricas incapaces de condensarse en gases, que llevarán a la formación de una segunda entidad planetaria.
5ª.- Los Arcángeles alcanzan el nivel de la actual humanidad, con una conciencia yo, y elaboran los rudimentos de los actuales sentidos, mientras que los Principados y Serafines imprimen el sistema glandular.
6º.- Los Ángeles y los Querubines permiten el desarrollo del sentido del sabor que externamente se experimenta como sonido.
7º.- En la séptima etapa el ser humano alcanza la madurez para poner en acción sus propias energías y se genera el germen del Espíritu de Vida (Buddhi).
Termina la Era del Sol con una noche cósmica donde todo pasa a un nivel de latencia espiritual, hasta el despertar en una nueva Era, la Era de la Luna.

martes, 21 de julio de 2015

LOS SIETE SELLOS PLANETARIOS DE R. STEINER

Sello de la Luna, la acción de los Hijos de la Vida (Ángeles)
Sello de Mercurio, la acción de los Espíritus del Fuego (Arcángeles)

Sello de Venus, la acción de los Espíritus de la Personalidad (Principados)

Sello del Sol, la acción de los Espíritus de la Forma (Potestades)
Sello de Marte, la acción de los Espíritus del Movimiento (Virtudes)
Sello de Júpiter, la acción de los Espíritus de la Sabiduría (Dominaciones)
Sello de Saturno, la acción de los Espíritus de la Voluntad (Tronos)

LA ERA DE SATURNO, LA CIENCIA OCULTA, CAP. IV, RUDOLF STEINER

Saturno es el nombre que recibe la primera fase en el desarrollo del ser humano y del sistema solar, donde tiene lugar dicho desarrollo. En esta fase, por llamarla de alguna manera, no hay tiempo, ni luz, consiste simplemente en una enorme entidad cósmica de calor, sin gases, ni líquidos, ni ninguna otra sustancia. Rodeada de una atmósfera de índole espiritual, desde donde actuaban las entidades que dieron forma a los primeros rudimentos del cuerpo humano. El caos saturnal comenzó a estructurarse gracias a la acción de las Dominaciones (que la tradición los asocia a la Esfera de Júpiter) y a los Tronos (rectores de Saturno) que proyectaban su voluntad sobre el caos. Es una visión muy romántica de la materia saturnal ordenada en primera instancia por una voluntad, reflejada por las altas jerarquías espirituales. Nuestro interés se centrará en el orden de las Jerarquías espirituales y su papel en cada una de las etapas formativas del cosmos y del ser humano.

En primer lugar hay que tener en cuenta los rangos y los nombres:

1er orden, de la sustancia está formado por los Serafines (Espíritus del Amor), los Querubines (Espíritus de las Armonías) y los Tronos (Espíritus de la Voluntad), éstos últimos, la tradición los colocaba en la Esfera de Saturno, los Serafines y Querubines actúan desde fuera del cosmos (Cielo Cristalino y el Empíreo).

2º orden, de la forma, Dominaciones (Espíritus de la Sabiduría) que la tradición los asocia con Júpiter, Virtudes (Espíritus del Movimiento) que los asociaban con Marte, y Potestades (Espíritus de la Forma) solares.

3er orden, de la inteligencia, Principados (Espíritus de la Personalidad) asociados con Venus, Arcángeles (Espíritus del Fuego) asociados con Mercurio y Ángeles (Hijos de la Vida) asociados con la Luna.



Estas nueve Jerarquías también están en proceso de evolución, la décima jerarquía sería el ser humano, obviamente asociado con la Tierra. En la fase de Saturno los Tronos proyectan la voluntad y las Dominaciones ordenan el caos. Las Virtudes reflejan vida anímica sobre los plexos calóricos y las Potestades la fragmentan creando seres individuales de calor, ambos actúan desde el cuerpo astral. Los Principados son la humanidad de Saturno, pues tienen un yo individual, los Arcángeles tienen una conciencia onírica, como la de los animales sobre los que operan los Serafines, y los Ángeles tienen una conciencia de sueño vegetativo inducida por los Querubines.

En esta fase cósmica de Saturno, se forma el fundamento del cuerpo físico humano a partir del calor, así como la semilla de aquello que será la conciencia más elevada del ser humano, Atman o el Espíritu Humano. 

lunes, 13 de julio de 2015

TRABAJANDO CON LAS EMOCIONES, LAMA GENDUN

“Aquellos que practican el Vajrayana, las enseñanzas tántricas secretas, tienen un compromiso sagrado de no rechazar las emociones del apego, la ira, la ignorancia, el orgullo y la envidia o los celos. La razón para que esto sea así tiene que ver con que si las rechazan, nunca tendrán la posibilidad de descubrir su sabiduría intrínseca. Al abandonar los cinco venenos, abandonamos, al mismo tiempo, cualquier posibilidad de realizar las cinco sabidurías, puesto que ellas se encuentran en el mismo lugar de las emociones. Esa es la razón por la cual, cuando nos comprometemos con las prácticas tántricas, debemos trabajar con los diferentes objetos que dan surgimiento a las reacciones emocionales. Los objetos mismos del apego, el odio, etc., se convierten en los medios para la liberación de los conflictos emocionales. En términos prácticos, esto significa que cuando uno de los cinco venenos aparece en la mente, tenemos que mirar directamente su esencia hasta entender que en verdad no tiene una existencia real. Percepción, emoción y sabiduría Las emociones aparecen debido a las condiciones creadas por nuestra mente confusa. Nuestra conciencia fundamental, que en el momento presente se encuentra en un estado de total ignorancia, proyecta a partir de sí la idea de un mundo experimentado por medio de los cinco sentidos, los cinco órganos de los sentidos y sus relaciones activas con los objetos externos. Debido a nuestros hábitos previos, la mente proyecta imágenes que considera separadas de ella misma. Entonces, éstas se convierten en formas que actúan como objetos para la vista, sonidos para el oído, y así sucesivamente. La presencia de estos objetos aparentemente independientes hace que la mente se perturbe, permitiendo la aparición de las emociones. Por ejemplo, cuando nuestros ojos ven una forma, la cosa no se queda ahí: inmediatamente reaccionamos frente a ella. Cuando la forma nos parece agradable, nos sentimos atraídos. Si la encontramos desagradable o repulsiva, la rechazamos y queremos alejarnos. Lo mismo aplica a toda la información sensorial, es decir, a todo lo que oímos, olemos, probamos o tocamos. Cada vez que los órganos de los sentidos entran en funcionamiento deberíamos mirar directamente la esencia real de lo que está sucediendo. Gradualmente llegaremos a ver que el objeto que estamos percibiendo no es más que la mente trabajando. El objeto es la mente, no se diferencia de ella y, por lo tanto, no hay necesidad de crear ninguna dualidad artificial manteniendo una distinción clara entre sujeto y objeto. Si miramos la esencia de esta carencia de dualidad, la verdadera naturaleza del objeto y de la mente que lo percibe, descubriremos la esencia misma de la mente. Esta percepción de la esencia de la mente tiene lugar cuando todos los pensamientos previos se han detenido y el siguiente pensamiento aún no ha aparecido. La mente se encuentra en el presente espontáneo, su propia realidad. Es la mente la que ve su propia esencia y es a esto a lo que le damos el nombre de sabiduría primordial. Su presencia, entonces, aclara las emociones atómicamente. Es como encender una vela en un cuarto oscuro: tan pronto como la luz se hace presente, la oscuridad desaparece por sí sola. En forma similar, el simple hecho de que la sabiduría esté en la mente hace que las emociones se desvanezcan por completo. Si tenemos éxito en meditar así, en ese mismo instante veremos la sabiduría inherente a cada emoción y, por ende, nos liberamos de su aspecto negativo. Esto es lo que se conoce como la aparición y la liberación simultánea de las emociones.

Cada uno de los cinco venenos se reconoce como una de las cinco sabidurías. Sí, por el contrario, no logramos ver el aspecto de sabiduría del evento que está teniendo lugar en la mente, una vez más quedamos atrapados en la dualidad. Seguimos el pensamiento, nos dejamos influenciar por él y empezamos a reaccionar ante el objeto aceptándolo o rechazándolo, hasta que la mente queda invadida por la confusión y las emociones y terminamos teniendo que experimentar el sufrimiento que sigue. Dice en el texto que si renunciamos a los cinco venenos será imposible encontrar la sabiduría. La actividad de las emociones es la actividad de la mente. Cada emoción que aparece no es más que la mente misma en acción y, por lo tanto, si rechazamos las emociones estamos rechazando, al mismo tiempo, la mente. Sólo a través de su actividad descubrimos la actividad de la sabiduría y, entonces, al rechazar la actividad emocional de la mente, rechazamos la posibilidad de encontrar su actividad de sabiduría. Esto nunca nos llevará a realizar la realidad última de la mente. Abandonar los cinco venenos es un camino menos directo a la iluminación. Sin embargo, ver la verdadera naturaleza de las emociones en la medida en que se presentan no es una tarea fácil. Si solamente nos permitimos mirar las emociones que aparecen en nuestra mente, una detrás de la otra, en la forma usual, no somos diferentes de lo que éramos antes. Nada ha cambiado. Si de verdad gozamos con nuestras emociones, incrementando deliberadamente su fuerza hasta que nos intoxican completamente, nos estaremos comportando como alguien poseído y, en consecuencia, acumularemos el karma de un demonio. También puede suceder que nos convirtamos en ese tipo de personas que cada vez se sienten más orgullosas de su habilidad para lidiar con las emociones. Puesto que su entendimiento no se ha desarrollado plenamente, incrementan el poder de las emociones. Entre más fuertes se vuelven, más grande se hace su orgullo. Y las cosas no paran ahí. Pese a no estar libres de confusiones emocionales, estas personas sostiene que sí lo están y se auto erigen en ejemplos para otros. Motivadas por un gran orgullo, buscan hacer crecer su reputación, que las reconozcan como importantes y famosas por su "adecuado" manejo de las emociones. Cada vez más confusas, acumulan un karma que crece cada instante en negatividad. Un Buda para cada emoción. Si logramos mirar directamente la realidad de cada uno de los cinco venenos, en la medida en que aparecen, reconoceremos que no son otra cosa que las cinco sabidurías. En el veneno de la ira y el odio percibiremos la sabiduría como espejo que corresponde al Buda Akshobya. Mirando directamente la naturaleza del orgullo, encontraremos la sabiduría de la igualdad y al Buda Ratnasambhava. En la naturaleza del deseo descubriremos la sabiduría discriminativa y al Buda Amithaba. Si miramos los celos y la envidia, veremos la sabiduría que todo lo logra y al Buda Amoghasiddhi. Y si miramos la ignorancia, encontraremos la sabiduría del dharmahatu y al Buda Vairocana. Estos Budas también corresponden a las diferentes energías elementales del cuerpo, cada una de las cuales está asociada con una emoción. Ver a través de las emociones produce no sólo la realización de un aspecto de la sabiduría sino que transforma el elemento correspondiente del cuerpo en cada uno de los cinco Budas.

En el Vajrayana no abandonamos las emociones, simplemente miramos su naturaleza o esencia, a partir de lo cual éstas se transforman automáticamente en las cinco sabidurías y, espontáneamente, generamos las mentes de los cinco Budas arquetípicos. Este tipo de práctica la emplean quienes meditan de acuerdo con la tradición del Mahamudra o el Dzogchen. Un remedio para todas las enfermedades. Mirar directamente la esencia o naturaleza de una emoción es un método que puede aplicarse en todos los casos, de la misma manera en que podemos utilizar una sola medicina para curar cien enfermedades. El practicante con grandes habilidades utilizará este método para "inflar" las emociones en el instante en que alguna de ellas aparezca en la mente. Esto equivale a arrojar una diminuta chispa de fuego en un montón de heno seco: inmediatamente se encenderá y será completamente destruido. Aunque la chispa original es pequeña, puede quemar cualquier cantidad de heno. De la misma forma, una pequeña chispa de sabiduría puede quemar toda la confusión de la mente y las emociones asociadas con ella, hasta que lo único que queda en la mente es realidad última. Aquellos practicantes de medianas capacidades deben utilizar este método de la siguiente manera: tan pronto como una emoción aparezca en la mente en el momento de la meditación, deben examinarla directamente, con una mirada desprovista de cualquier revestimiento. La emoción se calmará inmediatamente y perderá poder sobre el practicante. Se dice que este proceso equivale a reconocer la no dualidad del agua y las olas. En la superficie del mar se pueden ver muchas olas de diversos tamaños y formas. Sin embargo, el contenido de las olas es la misma agua del mar. En realidad, no hay distinción entre las olas y el agua. De igual forma, todas las emociones que aparecen en la mente no son otra cosa que la mente misma. Por lo tanto, no hay razón para que debamos rechazar la emoción o para que la consideremos diferente a la mente. El practicante medio podrá entender esto y, al experimentar directamente el hecho de que las emociones son simplemente la mente, éstas se calmarán por su propia cuenta. El practicante de capacidades ordinarias podrá hacerse consciente de la emoción en el momento en que ésta aparece en la mente. No deberá involucrarse en la emoción y dejarse tomar por ella que es lo que usualmente sucede. Es como alguien loco que de pronto recupera el juicio. Libre de su locura, su conciencia ordinaria regresa. En forma similar, tan pronto como esta persona se da cuenta de la presencia de una emoción, aplica la práctica que considere apropiada en ese momento y circunstancias. Ser concientes de la emoción, incluso de manera parcial, aunque no nos libera nos da el punto de arranque para la aplicación posterior de otros enfoques para trabajar con las emociones. Para nosotros es difícil considerar la ignorancia como una emoción, pero si pensamos cuidadosamente, podemos ser influenciados por la ignorancia como por el deseo y la ira. La ignorancia no es algo neutral sin efectos o consecuencias, es un estado definido de la mente que hace que actuamos en una forma determinada. La ignorancia ocurre cuando no somos capaces de ver las cosas como realmente son. Esta incapacidad de reconocer lo que está sucediendo puede ser consciente o inconsciente: unas veces se presenta como inocencia y otras como indiferencia, es decir, no querer ver deliberadamente lo que está pasando. Puede involucrar factores como una confusión general acerca de lo que está ocurriendo o la formación de visiones totalmente erradas. También tiene que ver con el apego. La ignorancia a veces puede ser muy cómoda ("la ignorancia es una bendición", dicen. Si nos miramos de cerca, podemos encontrar estas actitudes en gran cantidad de nuestros comportamientos). Desde el punto de vista budista, la ignorancia nada tiene que ver con la inocencia o la bienaventuranza. Por el contrario, es la causa principal de nuestro sufrimiento y, por ello, es que se incluye de forma explícita entre los cinco venenos.”