EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

El Círculo de la Sabiduría recoge las conclusiones de mi búsqueda interior y de mi trabajo de meditación. He consagrado mi vida a la búsqueda interior y, en los últimos años, he alcanzado algunos interesantes resultados que me gustaría compartir con el lector. No creo que en una cosa como es la meditación se pueda hablar de rigor científico, pero sí que es legítimo hablar de método, la “investigación interior” se puede hacer de forma más o menos metódica, sin embargo, las conclusiones, al ser completamente subjetivas, no pueden tener mayor rigor que el de la opinión. Juan Almirall

sábado, 29 de marzo de 2014

EL VIAJE A ÍTACA

"Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias...
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas...
Acude a muchas ciudades de Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas." (Itaca, C. Kavafis)



Hemos hablado de un objetivo, sí, pero un objetivo temporal, algo que nos sirva de brújula durante parte del viaje, pero que no se convierta en el fin, pues lo importante, siempre, es el viaje, es lo que queda grabado en el Libro de Tu Vida, es el relato del viaje lo que importa, y el viaje no tiene fin. Por eso el objetivo es solo una brújula, un instrumento que nos ayuda a saber adónde dirigir nuestros pasos. Si tenemos claro esto, no dudaremos en quedarnos o marcharnos, pues habrá un tiempo para quedarse y otro para marcharse, no dudaremos en hablar o guardar silencio, comprenderemos porqué a veces el viaje es duro o triste y otras veces es alegre y liviano. El camino interior está marcado por el signo de la individualidad, aunque también significa la entrega al servicio de los demás o el sacrificio propio por la felicidad de los que nos rodean. Sin duda, es el servicio a la Humanidad no en abstracto, pues la Humanidad comienza con la gente que nos rodea, familia, compañeros de trabajo, vecinos, todos ellos son la Humanidad a la que debemos servir y procurar felicidad. Pero, a pesar de ello, el camino es solitario, y aquí vienen como anillo al dedo las palabras de Krishnamurti: 
"La Verdad es una tierra sin caminos, a la que uno no puede acercarse por ningún sendero sea el que éste fuere, por ninguna religión, ninguna secta. Puesto que la Verdad es ilimitada, incondicionada, pues ninguna ruta señalada nos dirige nunca a ella, la Verdad no puede ser organizada... comprender esto en principio que a la Verdad no se va por ningún camino, es descubrir la imposibilidad misma de organizar una creencia. Una creencia es una cuestión puramente personal... La Verdad no puede ser descendida, no puede bajar, es el individuo a quien le toca elevarse hacia la Verdad. No pueden bajar las crestas de la montaña al valle. Para llegar a los picos hay que atravesar el valle, escalar las cuestas abruptas sin temer el peligro de los precipicios para llegar arriba, a la Verdad."
Estas reflexiones me gustaría dirigirlas a personas libres, a personas conscientes de su individualidad, que, estén donde estén, en grupos, escuelas, sectas, religiones o en ninguna parte, sean buscadores, viajeros, navegantes por las agitadas aguas de su propia mente en busca de su Ítaca. A personas que han surcado diferentes mares, que buscan sin miedo atravesar las rocas donde yacen Escila y Caribdis, la isla de Circe o de las Sirenas, de los cíclopes y de los pastos del rebaño del Sol. Pues hay que arriesgarse a probar, hay que experimentar con cosas diferentes, hay que buscar. Yo os explicaré mi "sadhana" (mi disciplina espiritual), construida con retales de aquí y de allá, me confieso un completo sincretista. Pues todo lo que me resulta útil para profundizar un poco más y mejor sobre mi propia mente me sirve, venga de donde venga. 
El viaje es largo. Es fácil dormirse. Cada isla que encontremos puede ser un narcótico o una bendición, si nos quedamos dormidos seducidos por los encantos de Calipso o Circe olvidaremos Ítaca... Amigos, ¡buen viaje! ¡no os durmáis!  

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